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La industria de los juegos de azar y las apuestas en México no es nueva.

Desde mediados del siglo pasado el juego y las apuestas han formado parte de las actividades lúdicas bajo ciertas limitaciones de Ley Federal de Juegos y Sorteos (la “Ley”), vigente desde diciembre de 1947. Si bien, bajo dicha normativa se contemplan las apuestas en eventos deportivos a través de las casas de apuestas tradicionales, la legislación era muy limitada y confusa, pues permitía la operación de ciertos juegos de azar que a la fecha resultaban poco atractivos.

Finalmente, y tras varios intentos por diversas administraciones para modificar la Ley, en el año 2004 el ejecutivo federal publicó el Reglamento de la Ley Federal de Juegos y Sorteos, vigente a partir de 2005, que, aunque fue controvertido ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, logró aprobarse para resultar en una normativa más moderna que diera soporte a los juegos de azar, sorteos y las apuestas en eventos deportivos a través de casinos, centros de apuestas remotas y páginas de apuestas y juegos en línea.

En el marco de la legislación actual, existen una treintena de compañías que han sido autorizadas para explotar uno o varios permisos de juego por la Secretaría de Gobernación (SEGOB), autoridad encargada de regular y sancionar estas actividades.

Los permisos de juegos de azar y de apuestas pueden ser muy variados y contar con diversas modificaciones, adaptaciones o extensiones que al final, permiten a sus titulares operar casinos y páginas de apuestas o juegos de azar y sorteos a lo largo y ancho de México.

Las compañías que desean incursionar en esta actividad, a través de la operación de casinos o centros de apuestas, ya sea en forma física o a través de internet, deberán obtener un permiso de SEGOB. Los requisitos para acceder a un permiso están especificados en el Reglamento.

Aunque las posibilidades de obtener un permiso de juego en México son escasas, existen diversos mecanismos legales para participar en esta actividad.

Hemos asistido a diversas compañías mexicanas y extranjeras para lograr incursionar y participar en esta actividad, ya sea como operadores, prestadores de servicios, proveedores de equipos y de software, siempre bajo los más estrictos estándares y con soporte legal total.
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